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  • Foto del escritorTio Bigus

“This is not a drill”, o no hablar de lo que no se sabe



Este pasado 25 de mayo me di el chance de ver en el cine, la presentación en vivo de uno de los conciertos de Roger Waters de su gira de despedida “This Is Not A Drill”, presentaciones en las que ha habido mas controversia debido a las investigaciones que se comenzaron a raíz de su show en Berlin el pasado 17 de mayo.


Originalmente, ambos conciertos de Berlin y Frankfurt fueron cancelados ya que el gobierno local no permitió que se hicieran por “el punto de vista del músico sobre Israel”. A final de cuentas la decisión fue cancelada y los conciertos se hicieron en tiempo y forma.

Pero dejemos a un lado eso (por un momento).


El show comenzó con “Comfortably Numb” en un arreglo musical algo apocalíptico, complementado también con las animaciones de fondo en su ya clásico estilo. ¿Logró engancharme con eso? Definitivamente.


Vino después “The Happiest Days of Our Lives”, y hasta ahi el viejo Tio pensaba: “¡oh! ¡Va a ser un show musicalmente interesante!”. ¿Cómo no disfrutar la música de Pink Floyd?

Y entonces sucedió; comenzaron los mensajes políticos en el “bar” (de esos donde hay alcohol y un piano, y generalmente buena música, y que al inicio del concierto Waters nos dijo que nos ambientáramos ahí), y fuimos transportados todos a toda una ruleta de emociones profundas, con mensajes políticos intensos, luz roja la mayor parte del tiempo, canciones épicas de fondo interpretadas con fuerza, denotando ese lado de protesta que ya pocos artistas tienen.


No negaré que hasta tuve algo de dolor de cabeza en el momento mas intenso. Pero luego, Waters hizo una pausa para leer un pequeño discurso sobre el impacto que había producido el mostrar los nombres de Anna Frank y Shireen Abu Akleh, ambos asesinados por “el gobierno” (y claramente se vio en las enormes pantallas). Hay mucha info al respecto en redes, pero creedme educandos: muchos brincaron sin saber de que hablaba realmente.


Era necesario escuchar la canción, leer el texto y vivir las gráficas de las pantallas gigantes (esta vez fueron una cruz) para entender todo el trasfondo.

Este fue el mensaje del ministro del exterior en Israel. ¿Lo habrán asesorado? Seguramente no.




Al ver a Waters vestido de policía de la Alemania de la guerra, “disparando” una ametralladora con amenazantes lucecitas, y de fondo canciones de The Wall, fue una experiencia impactante, y que valió la pena, aunque no haya podido comprar mis palomitas.


Pero, todo ese modo rudo cambió al comenzar a escuchar el legendario Dark Side Of The Moon. Las luces cambiaron de rojas a blancas, coros suaves, calidad musical como pocos (lastima del sonido en Cinemex). Cerró el concierto con sus músicos a un lado del piano del “bar” e invitándonos a “acercarnos” mientras una canción con mucha nostalgia se entonaba. Definitivamente, el encierro por el Covid también fue significativo para Waters.


A ver, Tio Bigus, ¿Cuál fue el momento que te marcó más? Tengo un par: Wish You Were Here, mientras le daba un significado especial por un relato en las pantallas de una historia con su amigo Syd Barret (de recordarlo se me volvió a enchinar el cuero). Aquí la neta lloré, y no fui el único.


¿Y el segundo momento? Cuando me pude conectar, con mi internet un poco lento, a la transmisión de Geeking y poder decir “chingó a su madre el América”.


















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