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  • Foto del escritorAlan Tacoman

Nuevo Orden: ¿Es neta?


La película que creó polémica hace unos meses por las distinciones de clase, los premios ganados y el regreso de Michel Franco a la escena nacional más comercial, llegó a Amazon Prime Video y sí, con un timing PÉSIMO, pero en eso no nos vamos a meter.


Ojo, mucha de la polémica también se debe a una distinción durísima de clases que se vive en México y que, sin duda, es un tema gravísimo con el cual hemos lidiado durante ya varios años. Pero más allá de la situación deleznable del país y del clasismo tan latente, la cinta aborda temas bastante interesantes y fuertes, con una torpeza en ejecución lamentable de manera EXCESIVAMENTE superficial.


En fin, vamos en forma a la reseña:


¿De qué va?

La cinta comienza con una serie de imágenes provocativas, acompañadas de música clásica porque claro, hay que detectar que el director es superior a todos y es un completo artista.



De ahí pasamos a la boda más "whitexican" en la historia del país entre el personaje de Naian Norvind y Dario Yazbek. Ahí vemos que todos son mexicanos de "Puestos influyentes" y que hay lana de sobra. Todo esto acompañado de empleados domésticos que odian a la gente con la que trabajan, etc.


En esto, la cinta pasa por canciones genéricas en una boda genérica con una familia genérica y personajes genéricos. Sí, tal cual. En la boda, vemos al personaje de nuestro querido Luismi, Diego Boneta, que es el douchebag más carismático y que aparte es bien drogo y vicioso. Un "mirrey" bien alocado, muy al estilo de...pretty much todos sus papeles en México.


Bueno, pues en todo esto, casualmente la novia es la Madre Teresa de Calcuta del Mirreynato. En una de las casualidades más forzadas, durante la boda, se empiezan a desarrollar diferentes sucesos que van de la mano con manifestaciones y revueltas alrededor del país. De la nada, en el momento random entre momentos random, uno de los empleados domésticos que ha trabajado muchos años con esta familia, acude casualmente a pedir una módica cantidad de $200,000 pesos para la operación de su esposa.


Sí, señores, así nomas porque pues mis patrones son ricos. Así el racional xD. En fin, a la señora de la casa, se le ocurre que en medio de la boda más whitexican, así nomas va entre invitados haciendo la "vaquita" y sí, de 200,000 pedidos, cree que puede resolver todo con $15,000.


Obviamente, al señor no le ayuda una fregada y sigue insistiendo hasta dar con la novia y nuestro Diego Boneta, quien se porta terrible con este señor. La novia, en otra escena random, pasa de odiar a su carnal Boneta, besarse con su esposo y tener una revelación, para ayudar al señor. Todo en 2 minutos. El señor es amenazado por Boneta y se va de la boda. Y claro, a la novia, se le ocurre que en medio de su boda es ideal salirse a ayudar a esta familia.


Y bueno, para no spoilearles, ahí todo se aloca y bueno, los manifestantes, empleados domésticos y demás "malotes" toman la casa y secuestran a los ricos mientras la CDMX es destrozada por las manifestaciones y Naian Norvind es secuestrada por el ejército.


Ah, pero agrego que para todo esto, tuvieron que pasar casi 40 minutos, de una película que dura 1 hora con 20.


Idea polémica y necesaria vs ejecución de telenovela chafa


Bueno, vamos a empezar con el mal que estos cineastas le están haciendo al cine mexicano. ¿Por qué? Michel Franco saltó a la fama con "Después de Lucía" una cinta que hablaba del bullying y que recibió atención internacional después de ganar el premio "Un Certain Regard" (Una Cierta Mirada) en Cannes.


La película es bastante unidimensional, ningún personaje tiene coherencia y los malos son MALOTES mientras que los buenos son un pan. Sí, toda esa atención mediática fue porque el tema es polémico pero la cinta ni siquiera se acerca a la realidad detrás de todo esto. Todos los retratos que Michel Franco realiza son superficiales, con personajes dignos de una telenovela en situaciones de telenovela.


MISMA HISTORIA pasa con Nuevo Orden. Y es triste, porque el tema es brutal, es actual y la verdad, es incluso real. Aquí, los ricos son douchebags caricaturizados y los pobres son personas que carecen de pensamiento y que actúan irracionalmente, con odio y con ninguna otra motivación.


El tema del totalitarismo va mucho de la mano con el gobierno actual y es una oportunidad magnífica de retratar algo realista. Más allá de las impresionantes imágenes que presenta de la ciudad destrozada, el relato se queda ahí nada más, en una provocación muy vacía.


Los personajes no dejan de ser una de las cosas más detestables de esta cinta. Ojo, no quiere decir que muchos de los "ricos" no sean como lo es Boneta en la cinta o como es Naian Norvind, el tema es que es demasiado safe su retrato. Son el típico cliché que parece un extracto sacado de cualquier parodia o cuenta de Tik Tok que use ropa de marca.


Las situaciones a las que se enfrentan c/u de los protagonistas caen en irreales con resoluciones dignas de un episodio de "La Rosa de Guadalupe" y con situaciones que se resuelven tan fácil que neta parece que el guion lo escribieron con flojera.


La parte de los tipos "Campos de concentración" es bastante buena, por el impacto que causa y la frialdad de los involucrados, pero después se vuelve en otro retrato superficial en el que los malos vuelven a ser MALOTES y los "buenos" sumamente inocentes. Insisto, es palpable la hueva que les causó escribir este guion.


Bueno, de los diálogos mejor ni decimos nada. Otra vez, es palpable que todo es copy paste de varios clichés del género y de otras películas, además de que pareciera que Michel se sentó 1 hora a tomar café con cada uno de los retratos sociales que hay en esta cinta y que con eso le bastó para desarrollar a sus personajes.


Todas las situaciones son forzadas y apresuradas. Una lástima ante una historia que tuvo un potencial importante y, que sin tanta necesidad de ser pretencioso o polémico, Michel pudo llevar a algo mucho menos genérico y, por ende, menos caricaturizado. Lástima, porque es una cinta que en estos tiempos pudo ser más.


VEREDICTO FINAL.


Lamentablemente, Michel Franco vuelve a postrarse como un cineasta excesivamente sobrevalorado, que se vale de la polémica de temas fuertes en la sociedad actual para crear un retrato con el único fin de ser provocador y polémico.


Sí, también tiene cosas buenas y una de ellas es la escena final, que sin duda impacta y es highlight, pero hasta ahí. No existe más, no hay un sustento detrás de un retrato tan superficial que no pasa más allá del impacto que las imágenes mostradas tiene y que no te da algo que te ayude a empatizar o a entender.


Nos quedamos con un terrible 5. Una película que fracasa durísimo en su intento de sorprender y polemizar con algo sumamente vacío. Lástima.


¿Ustedes ya la vieron? Cuéntennos que les pareció.










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