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  • Foto del escritorAlan Tacoman

Falsa Crónica del Milagro (De Paul Hewson)


I was young, not dumb Just wishing to be blinded By you, brand new And we were pilgrims on our way


Imagínate estar en tu casa, a tus escasos 4 años, jugando con tus "batmans" y pues viviendo una vida sin preocupaciones. Mis abuelos, las personas que más me consintieron en la vida amaban llevarme a la legendaria Plaza Tepeyac a una zona tipo arcade. Un arcade que contaba con cientos de maquinitas y regalos. Un lugar soñado para cualquier tetardo como su servidor.


Ahí, una máquina de pinball mostraba el look and feel de Batman Forever, cinta de Joel Schumacher que en 1995 nos mostró que sin Tim Burton, la franquicia pisaba terrenos bien complicados pero todavía no catastróficos. Esa cinta contaba con el tema "Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me" de la banda irlandesa U2. Y ahí, la mente se abrió. Pasó algo que me cambió por completo. Un riff que sonaba como nada de lo que había escuchado antes. El milagro de la música apareció. El cuarteto irlandés, aparecería en mi vida y desde los 5 años no se iría. Tuve la fortuna de contar con mucha variedad musical en mi crecimiento. Estos "milagros" aparecieron de varias formas: Mi hermano me mostró la música en inglés de la época, resaltando a U2. Mi hermana me mostró la música en español, el pop fresita. Mis padres me mostraron la música disco, el milagro de los hermanos Gibb y el milagro de Emmanuel y Luis Miguel. Una variedad musical que persiste hasta ahorita pero que agradeces cuando volteas hacia atrás y ves que toda esa musica se convierte en el soundtrack de tu vida.

I woke up at the moment

When the miracle occurred

Heard a song that made some sense

Out of the world

Everything I ever lost

Now has been returned

In the most beautiful sound I'd ever heard


Ese milagro que persistió, se retoma en 2006. En temas familiares, la pérdida de mi abuelo era uno de los puntos más tristes de mi vida. Una persona que fue parte vitalicia de mi vida durante tantos años, a la que veía diariamente y con la que platicaba de todo, dejaba de estar en el plano terrenal. La compañía más grande, la que me salvó de sentirme triste vino en el formato de una canción: Miracle Drug. El disco How To Dismantle an Atomic Bomb me acompañó en esas épocas cuando mi abuelo estaba hospitalizado, volviéndose un complice muy importante de mi vida. Y Miracle Drug me dio la calma y paz que necesitaba en ese momento. La calma de salir de la escuela y ya no ver más a mi abuelo esperarme en ese mismo poste de luz en el que se recargaba sonriendo. Beneath the noise

Below the din

I hear your voice

It's whispering

In science and in medicine

"I was a stranger

You took me in"


La música está siempre en nosotros y es una medicina que se convierte en milagrosa. Una medicina que hoy en día está al alcance de todos, en diferentes formas y prácticamente todo el tiempo. Y es tan mágico entenderla y disfrutarla en todas sus formas. Desde un reggaetton que te pone a bailar y te alegra en una fiesta, un buen house para brincar y gritar, un poco de rock para cantar en un estadio o en tu casa al unísono y el pop para llorar en tu auto mientras vuelves de un rompimiento o para cantarle al amor después de que te dijeron que sí, las posibilidades son infinitas. Disfrutar cada variante me ha ayudado a lidiar con todo lo que sucede, de entender y aprender que sin la música, mis días serían sumamente grises. Los mejores momentos de mi vida los he pasado con una buena canción de fondo. Ya sea en el foro sol llorando al escuchar los acordes de Where the Streets Have No Name o brincando cantando Read My Mind o disfrutando de mis sobrinos mientras You Get What You Give, de New Radicals (La única canción que Paul Hewson ha querido escribir) la música es parte de mis momentos más bonitos, aunque más bien, me atrevo a decir que ha hecho mejores a esos momentos memorables. Ha sido el complemento perfecto de mi vida. El que nunca se irá.


Pero nada quita el amor y la emoción que este cuarteto irlandés ha ocasionado. Varios pasajes de mi vida se han visto alimentados por su música y jamás olvidaré las emociones que su música en vivo ha ocasionado. Si bien, hoy en día ya no estoy para festivales, ir a ellos alimenta muchísimo el amor por la música. El dejarse ir para encontrarse. El perderse en la multitud, en el éxtasis colectivo de una canción coreada por toda una audiencia. El saber que ahí estás en casa, sin estarlo. El milagro de la música, el milagro que Joey Ramone le brindó a Paul David Hewson. El milagro de unas notas, de un sistema y de una voz. La manera de crecer y vivir. La manera de sentir.


Crecí acompañado de los discos de este cuarteto irlandés. Acompañado de los riffs de The Edge, de la batería de Larry Mullen Jr, del funky edge que presenta el bajo de Adam Clayton y de la voz, esa voz gritona pero liberadora, esa voz de protesta que marcó mi vida: El milagro de Paul Hewson.



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